Nacidos en Venezuela

 HIJOS DE LA TIERRA


"La obra cumbre de Jacobo Penzo"

Hijos de la Tierra es un drama épico histórico del recordado cineasta, escritor, poeta y pintor venezolano Jacobo Penzo, quien nos traslada a la Venezuela agrícola de los años 20, cuando se suscitó el éxodo campesino en búsqueda de una mejor calidad de vida, en el marco de un acontecimiento inédito para aquella época que cambió el rumbo del país en lo político, económico y social; la explosión del pozo “Barroso II”, ubicado en el Campo "La Rosa", de la ciudad de Cabimas, estado Zulia, dando inicio a la explotación petrolera internacional.

A través del guion emanado de un profundo trabajo de investigación que tomó alrededor de 20 años, Jacobo propone un tema social que permanece vigente, conservando las variantes propias de este siglo. En aquel momento, el éxodo campesino se suscitó hacia los campos petroleros por el "boom" del recurso mineral, mientras que en la actualidad ese éxodo se mantiene hacia otros países en búsqueda de nuevas oportunidades.

En ese orden de ideas, el mismo director de la reconocida película "La Casa de Agua" (1983) dejó un legado cinematográfico enfocado principalmente en temas petroleros, entre los cuales se pueden mencionar títulos como "En territorio extranjero" (1994) o el semidocumental "Cabimas: Donde todo comenzó" (2012), protagonizada por el legendario Carlos Carrero.

"Hijos de la tierra" es un largometraje que destaca en los valores culturales, artísticos y cinematográficos, siendo una película indispensable para todo aquel que se sienta venezolano, en función de conocer, rememorar y sensibilizarse ante la osadía que tuvieron que hacer nuestros antecesores hermanos en medio de aquel acontecimiento histórico.

Un elenco coral  

Uno de los aspectos más destacables y meritorios del director Jacobo Penzo es que estuvo involucrado en todos los procesos cinematográficos de la película. Junto al carismático director de casting LuisMi Sánchez, seleccionaron de manera racional un elenco coral desplegado entre actores y actrices de primera línea como el reconocido y querido Daniel Alvarado (Rafael Carrillo), quien ofreció su trabajo final para la gran pantalla mediante la interpretación de un personaje interesante y preponderante; acompañado de Marcela Girón
(Isabel)
con una impecable interpretación cuyos silencios hablaron más que mil palabras; 
Carlos Carrero (Benito), referente en la filmografía de este director; los maestros Pedro Durán (Negro Paul) y Asdrúbal Meléndez (abuelo de Rafael)Rafael Gil (Juan Vicente Gómez), siendo quizás el personaje más cuidado que conllevó un profundo trabajo de investigación, así como también el de Andrés Eloy Izarra (Ministro del Interior), primer actor de teatro, que en su primera participación para la gran pantalla le tocó interpretar a un villano inspirado en el popular vampiro Nosferatus.

Por su parte, el talento joven se hizo presente mediante las actuaciones de Pedro Medina (Joe Rayder), debutando en un proyecto cinematográfico con un personaje cuyo acento gringo texano fue muy bien trabajado; Indra Santamaria (Carlota) Yulyannys Medina (Amanda), quienes en sus roles femeninos representaron la lujuria y la inocencia, respectivamente, a través de interesantes propuestas interpretativas donde inclusive tuvieron el enorme reto de grabar escenas sexuales con sus respectivas parejas; y Cristopher Romero (Rafael), con un destacado papel del migrante venezolano que tiene que salir de su hogar en búsqueda de una mejor futuro.

Este largometraje tiene tanto talento en su cast que nombrarlos a todos sin dejar pasar nombres sería otra osadía, no obstante, debemos destacar también a otras figuras reconocidas del ámbito artístico nacional que participaron como Rolando Padilla (Ministro de Fomento), Jorge Roig (Daniel Taylor), Asdrúbal Blanco (Oficial de La Armada), Manuel Salazar (padre de Rafael), John Asford (Aloysius Ackerman), Pedro Lander (José Elías), Alberto Alcalá (Hacendado), Juan Carlos Lira (tío de Amanda), el guajiro Rubén González en representación de su propia etnia, así como también la talentosa actriz Jhoanna Herrera, quien ejerció también el rol de asistente de producción.

Historias múltiples viñetadas

Durante 20 años, Jacobo Penzo tuvo como mejores amigos al papel, el lápiz, la máquina de escribir y el computador, porque tomar tantos años para escribir un guion cinematográfico suena fácil, pero requiere de mucha investigación, inventiva y creatividad para que dé a luz como un bebé. 

"Hijos de la tierra" nos relata tres historias paralelas que comparten un mismo fin, llegar al ansiado campo petrolero. De esa manera, una parte importante de la historia general de Venezuela es contada mediante la cotidianidad del "ciudadano de a pie" correspondientes a la época de los años 20 y sus motivos, deseos y sueños particulares, que nos adentran en la intimidad de los personajes.

Una pareja campesina que decide emigrar en búsqueda de una mejor vida, un par de jóvenes orientales que impulsados por el amor, su energía e inocencia son incentivados a buscar nuevos horizontes, una joven mujer de la vida alegre que enfrenta sus miedos internos en la búsqueda de un protector que la ayude a escalar en la sociedad, un extranjero que arriba al país para cumplir una misión diplomática que seguramente lo recompensará con muchos beneficios y reconocimientos personales, entre otros relatos que permitirán conocer a cada uno de sus personajes, los cuales no son ni buenos ni malos, simplemente “necesarios” para lograr una causa.

Evidentemente, uno de los personajes más llamativos es el de Juan Vicente Gómez, que muestra una versión muy distinta al Benemérito que todos hemos visto en cualquier otra producción audiovisual. Alejado de los actos políticos y su presencia pública rodeada de las grandes masas sociales, "Hijos de la tierra" nos muestra a un Gómez más desarrollado desde el punto de vista humano; que va al cine, que hace el amor con su pareja, que anda en "paños menores" dentro de su propia casa, lo cual permite conocer otra faceta jamás vista de esta figura histórica de la política venezolana.

El pabilo se enrolló con eficiencia

Una superproducción cinematográfica del calibre de "Hijos de la tierra" requiere de una Jefa de Producción como Beatriz Aranguren, con mucha experiencia, jerarquía y capacidad de resolución para optimizar al máximo todos los recursos invertidos.

Pese a las adversidades (incluyendo una lluvia inesperada en Carora el día de rodaje luego de años sin caer una gota de agua) se nota que "Hijos de la tierra" no fue una película "improvisada", muy por el contrario, se dice que la directora de producción tuvo que viajar por toda Venezuela con una lupa para explorar y considerar las locaciones, el equipo técnico y humano necesario para que el proceso fuera lo más exitoso posible.

Una de las anécdotas más interesantes contadas con tanto furor a lo largo de la campaña diseñada por Magia del Cine es que Aranguren contó un kilómetro de distancia lleno de puros camiones de producción durante el rodaje en Carora.

Un equipo técnico y artístico para representar lo increíble de nuestra historia

En palabras del periodista, crítico cinematográfico y también actor de la película, Jorge Roig, acá se juntó el "dream team del cine venezolano", con Jacobo Penzo a la cabeza, junto a su productor ejecutivo Adolfo López Sojo, Daniel Alvarado en el elenco coral y en la dirección de arte uno de los más grandes cineastas de Venezuela, el maestro Diego Rísquez (+), popularmente conocido como "el pintor del cine venezolano".

Diego hizo en esta película uno de sus trabajos más monumentales como director de arte, junto al gran Francisco Padrón, al visualizar los diversos estratos de la población venezolana correspondiente a esa época, quizás con algunas libertades de mostrarnos un toque colonial y envejecido en estilo, entre claros y oscuros lúgubres y sombríos.

Por otra parte, no fue casualidad incluir al legendario Orlando Andersen (+), destacado sonidista que dedicó 70 años de su vida al cine venezolano, como responsable de la mezcla de sonido, muy bien lograda, junto a Iván Gozón y Luis Lara, presentando un resultado de calidad, trasladando al espectador magistralmente desde los silencios íntimos y contemplativos hasta las situaciones más épicas presentadas en la cinta.

Entre tanto, el representante legal de la película en Venezuela y experimentado montajista cinematográficoSergio Curiel, tuvo la responsabilidad de editar los cortes hasta dar con la versión final que, frente a un espectador venezolano exigente, demuestra la importancia de sentir el ritmo al momento del montaje y como ese trabajo de postproducción puede cambiar por completo el sentido y la verosimilitud de una escena y sus personajes, para bien o para mal.

Los efectos visuales mecánicos a cargo del especialista Héctor Ramírez, de lo mejor que tiene la película, recrean escenas inimaginables para una película venezolana promedio, destacando una vaguada que arrasa con todo un grupo de migrantes; construida con base en un sistema de cisternas; el petróleo ficticio, los disparos con dispositivos especializados para producciones audiovisuales y otros efectos mecánicos que logran generar una sensación cerebral de verosimilitud a la realidad.

Sin ánimos de convertir este artículo de opinión en un libro biográfico para destacar a un "gentío" de talentosos profesionales, no puedo dejar de mencionar algunos nombres como al encargado del maquillaje, Juan de Dios Guzmán, que entre polvorines, cremas y sombras entierra sufrimiento, sensualidad y sudor en los rostros de los actores, así como también se aproximó a la realidad el trabajo realizado por el encargado de los efectos visuales digitales, Stuart Rivas, recreando la torre petrolera desde cero, la sangre digital, entre otras reconstrucciones y filtraciones por computadora.

En resumen

Esta superproducción cinematográfica con sello venezolano es catalogada como una de esas películas venezolanas “de alta factura” que después de 20 años de trabajo de mesa por parte de su director y el talento humano involucrado en la producción durante unos
cinco años
, además de dos años en la postproducción y tres meses de campaña promocional para estrenar la película en 21 salas comerciales, se puede decir que ganó la constancia, la perseverancia, la motivación y la fe en uno de los largometrajes más ambiciosos en la historia del cine venezolano.

El llamado es a realizar el éxodo de nuestras casas hacia las salas de cine para ver esta película hecha en Venezuela, por y para todos aquellos que se sientan venezolanos, donde todos conoceremos más acerca del país, su gentilicio, cultura, idiosincrasia y como en la profundidad del suelo venezolano yace una de las reservas minerales más importantes del mundo: “El Oro Negro”.

"Hijos de la tierra" es una película digna de estudio para generar espacios de conversación, disertaciones y análisis en los diversos ámbitos sociológicos, económicos, políticos, geográficos y cinematográficos.

Todos los venezolanos somos Hijos de la tierra, buscando el oro negro.

Redactado por Ericka Quintana y Luis Ortega

Comentarios

  1. Si somos todos hijos de la tierra pero no de cualquier tierra Somos los hijos de Venezuela tierra bendita por la esencia de un Dios que cree en su creación Que El les siga acompañando es el deseo de mi corazon venezolano

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    1. ¡Gracias por tus hermosas palabras! Todos los venezolanos somos bendecidos

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