Chicas Danesas, el nacimiento del erotismo en el cine

 



Sex Symbol en el cine

Cuando enciendo la televisión, y me detengo a ver una película propia de la esencia hollywoodense, es demasiado usual (cada día más frecuente), la figura del Sex Symbol en la cinematografía. Como aquella frase popular “El Sexo vende”, la cual no podría tener más razón, si que vende, y siempre ha vendido.

En la actualidad puedes ver a personajes como Brie Larson, Amy Adams o Gal Gadot, o incluso saltando en el tiempo hasta los años 60`s, con la aparición de Marilyn Monroe, la Sex-Symbol más prolífica de la historia de la industria de Hollywood. Todas ellas han sido usadas por décadas como modo de explotar productos del séptimo arte y atraer al público en general a través de nuestros más básicos instintos, los cuales suelen ser incontrolables y brotan tan rápido como echamos una simple mirada. No tendría nada de raro ¿Verdad?

Así que como comenté hace un instante, esto no es nuevo ni es innovador, y es casi un hecho que ninguno de nosotros estaba vivo para cuando esto tuvo su día cero. Por eso es que hoy te muestro como comenzó a ser usado el erotismo dentro del cine, estamos ante otro salto en el tiempo, como estamos acostumbrados con este segmento.

El inicio de las Chicas Danesas

Corría el año 1910, una época en la que el público que consumía cine era de un carácter conservador, y era fácil hacer que se escandalizaran con escenas que mostraran un alto contenido de bebidas alcohólicas u hombres y mujeres juntos, es por eso que, para el lanzamiento de dos películas danesas, Alfgrunden – (Urban Gad) y La Trata de Blancas – (Viggo Larsen), el revuelo fue inmediato. Había cambiado la forma de hacer películas para siempre, y opiniones variopintas brotaron de todos aquellos que fueron participes de nada menos que las primeras películas con alto contenido erótico de la historia del cine.

En la película Alfgrunden, también llamada El Abismo, fue protagonizada por Asta Nielsen, actriz danesa quien años más sería conocida como la primera vampiresa danesa por su papel en este filme, en el cual, interpreta a Magda, una joven que abandona a su novio para irse con un artista de circo, y de cuyos dotes eran capaces de causar revuelo en todo hombre que la viera mostrar sus piernas mientras subía al tranvía.

Increíble lo mucho que te puedes dar a conocer con esta técnica. Asta, poco después del estreno de El Abismo, acuñó una amplia lista de fanáticos en occidente, en tierras escandinavas, en Europa central y en el América, y a raíz de este precedente, sus personajes en las diversas películas en las que apareció, en esencia rondaban la misma aura de apasionante belleza que desbordaba a quien la viera.

La generación de las "Vampiresas Escandinavas"

La pionera Asta Nielsen, como es de imaginarse, no se quedó como una historia aislada sin repetición; la mística del Sex Symbol se expandió hasta la llegada de  actrices como Olaf Fonss, Betty Nansden, Lily Beck, Else Frolich, Psilander, Clara Pontoppidan, Carol Weith, Augusta Blad, e incluso, esta larga lista de sucesoras llega hasta la misma Greta Garbo, actriz de época que tuvo papeles relevantes en películas como La Reina Cristina (1933), Gran Hotel (1932) o Mata Hari (1931), y que marcó la pauta, retirándose como una de las intérpretes más icónicas del siglo XX.


Todas ellas, encaraban personajes lascivos que “son las únicas capaces de competir con las producciones de la Pathé” según estimó la prensa de entonces. Tanto fue el revuelvo por el modelo de personaje que, más adelante, Theda Bara, la primera vampiresa estadounidense, usó el modelo danés para convertirse en la primera de esta extirpe del cine americano, dando pie a infinidad de personajes que, a la fecha de hoy, son incontables y se recuerdan uno detrás de otro por su personalidad.

El legado de Nielsen

La brevedad y la poca existencia de material de este tema, hacen que hablar de las chicas danesas, a nivel historiográfico, sea una verdadera odisea, sobre todo porque la gran mayoría de personajes de suma relevancia pasaron por debajo del foco de quienes registraron estas historias.

En gran medida, todo converge con la gran figura de Asta Nielsen, y su ascenso y posterior creación de lo que hoy conocemos como Sex-Symbol, que no es más que la incorporación de un reflejo humano al cine, a veces involuntario, para capitalizar aquella de lo que somos presa, la pulsión, la vista.

Ahora, cada que veas a Megan Fox en uno de sus múltiples y sugerentes apariciones en la gran pantalla, recuerda a Asta Nielsen, y su maravillosa historia y el legado de las vampiresas danesas.

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