Freddie Mercury revive en la gran pantalla

"No miro atrás, sólo adelante"

Podemos hablar, sin temor a equivocarnos, de Bohemian Rhapsody como una de las películas favoritas del público de cara a esta temporada de premios. Sin embargo, sería irresponsable, por mi parte, pasar por alto la división causada por la cinta. Y es que hay quienes la aman y quienes llegan, incluso, a odiarla.

A continuación, voy a tratar, desde el respeto y la humildad, de exponer los puntos débiles y los puntos fuertes del film, para que sea el espectador, y no otro, el encargado de juzgar, por sí mismo, la grandeza o la ineficacia de la película. Recordemos que los juicios que expondré en este artículo no son más que opiniones personales, y que cualquiera puede no coincidir con ellos.

Podemos esperar de Bohemian Rhapsody una película muy dura, ahondando en los momentos más oscuros de la vida de Freddie Mercury y evitando caer en el sensacionalismo. Sin embargo, nos ofrece un biopic más que sencillo, en cuanto a guion, que se limita a centrarse en los momentos clave del éxito del artista, y parece tocar muy por encima otros momentos importantes de su vida. Incluso nos ofrece una versión muy limitada de sus cuatro compañeros de banda, cuyos personajes parecen quedarse en meros complementos. Quizás habría sido un punto muy positivo ahondar más en ellos. Asimismo, la película se centra mucho más en la relación de Mercury con la mujer que tanto le influyó en su vida que en su homosexualidad y su relación con Jim Hutton, su última pareja. Parece, una vez más, que la homosexualidad del artista se toca muy por encima, algo que también ocurre con su enfermedad, que, quizás, se trata de una forma demasiado delicada. Temas, estos, muy importantes, que parecen quedar en un segundo plano.

Obtenemos un film, por tanto, sencillo en cuanto a guion, que hace uso de mil fórmulas para llegar al mayor número de espectadores posible, y adaptada a todos los públicos. Sin embargo, no podemos hablar de este hecho como algo negativo. Debemos comprender que la intención de los creadores de la película no es otra que entretener y conectar con el espectador, y esto es algo que consigue con creces. Durante sus más de dos horas de duración, no nos aburrimos un solo momento; disfrutamos y vibramos, mientras vemos al auténtico Freddie Mercury vivo en la pantalla grande.

Y es que uno de los puntos fuertes de la película, el cual, en mi opinión, compensa considerablemente sus carencias, es la increíble interpretación del líder de Queen por parte de Rami Malek. El actor consigue mimetizarse con el personaje de Freddie Mercury, complejo como ninguno. Cuando vemos a Malek en el papel de Mercury no vemos a Malek imitando a Mercury; vemos al auténtico Freddie Mercury a través de Malek, y esto es un auténtico logro. Todo un reto superado con creces.

Por otro lado, Bohemian Rhapsody es un absoluto espectáculo audiovisual. Combina perfecta de una maravillosa cinematografía con la increíble música de Queen. La recreación del famoso concierto en el Live Aid en 1985 es una absoluta proeza que emociona hasta las lágrimas. Cabe destacar la buena dirección de Bryan Singer y la dirección de fotografía de Newton Thomas Sigel, que consiguen sacarle todo el partido al guion de Anthony McCarten. Todo el conjunto, a pesar de sus carencias, logra con creces su objetivo de entretener y disfrutar, y funciona a la perfección a pesar de su absoluta sencillez (motivo por el cual, muy probablemente, el público la ama mucho más que la crítica profesional). Resulta más que recomendable, más aún si eres fan de Queen.