"El maravilloso agave Cocui” : Un reencuentro con nuestras raíces

es mucho más que un documental sobre la producción de cocuy. Es una reflexión profunda sobre la identidad venezolana

"Es mucho más que un documental sobre la producción de cocuy. Es una reflexión profunda sobre la identidad venezolana"

Más allá del entretenimiento, los documentales se han visto a lo largo del tiempo como herramientas de denuncia y transformación social, pero a través del tiempo han ido evolucionando, de ser meros registros de la realidad a obras artísticas complejas y vanguardistas. 

Las cuales son por sí mismas un caleidoscopio de esos hechos, que reflejan la rica diversidad cultural y social de nuestra región. A través de sus lentes, exploramos nuestras raíces, cuestionamos nuestras historias y construimos una identidad cinematográfica propia.

Siendo esta la razón que nos agrupa en estas líneas, porque, durante aproximadamente 100 minutos el largometraje documental: “El maravilloso agave Cocui”; ganador del 20° Festival del Cine Venezolano como "Mejor Largometraje Documental", "Premio de la Prensa", "Mejor Fotografía", "Mejor Sonido" y "Mejor Música". Además, en el Festival de Cine Independiente de Valencia fue reconocido como el "Mejor Largometraje Documental". 

Explora por medio de la mirada de su realizador “Héctor Puche”, la estrecha simbiosis de esta planta autóctona nacional y la humanidad. Colocando como protagonistas a  las comunidades circundantes a su hábitat en las regiones del semi árido centro occidental venezolano, específicamente en el eje Lara - Falcón, donde los habitantes luchan por conservar sus tradiciones a pesar de la persistente amenaza con modificar los valores culturales, médicos y espirituales alrededor de este recurso natural. 

Una mirada íntima 

Héctor, en esta nueva película, nos sumerge en un viaje sensorial y emocional a través de los paisajes áridos y la rica cultura de los productores de cocuy en Lara y Falcón. Desde la secuencia inicial, con una hermosa toma abierta de todo el paisaje y los sonidos propios nos hace preguntarnos: ¿Qué nos espera?, ¿Con qué nos vamos a encontrar?, pues, este documental, más que una simple crónica, es una oda a la resistencia, la tradición y la identidad venezolana, contada casi milimétricamente con una mirada estéticamente audaz y profundamente personal.

Una perspectiva diferente 

Puche no se limita a documentar un proceso productivo, sino que construye una narrativa poética que trasciende lo meramente informativo. A través de una serie de imágenes metafóricas y secuencias oníricas, el director establece una conexión profunda entre el cocuy y la identidad venezolana, explorando temas como la ancestralidad, la lucha por la tierra y la resistencia frente a la modernidad.

La película también hace un uso innovador de los recursos formales del documental. Los testimonios de los cocuyeros se entrelazan con imágenes de archivo, animaciones y recreaciones históricas, creando una experiencia visual rica y compleja. Esta hibridación de géneros permite a Puche construir una narrativa que va más allá de la simple yuxtaposición de imágenes y sonidos, ofreciendo al espectador una experiencia cinematográfica completa.

La estética como protagonista

Una de las características más llamativas de la obra, es su exuberante estética visual. Puche juega con una paleta de colores cálidos y contrastantes, que evocan tanto la tierra reseca como la fermentación del agave. Los planos cercanos a las manos que trabajan la tierra, los primeros planos de los rostros surcados por el sol y las tomas aéreas de los paisajes áridos crean una atmósfera visualmente impactante que envuelve al espectador.

La alternancia de tiempos que el realizador parece utilizar como una estrategia del montaje, entrelazando sutilmente secuencias rápidas y dinámicas, que capturan la energía del trabajo en el campo y la fermentación del agave; e instantes más lentos y contemplativos, donde se profundiza en los testimonios y en la belleza de los paisajes. De esa manera crea un ritmo narrativo que mantiene al espectador atento y emocionado.

Otro punto para mencionar es la construcción emocional por medio del montaje, al usar este como una herramienta clave en la atmósfera emocional construidas entre las transiciones que unen algunas secuencias. Un ejemplo de ello son aquellos planos cerrados donde vemos un rostro marcado por el clima que puede dar paso a una secuencia onírica, creando una sensación de misterio y trascendencia.

También el uso de conexiones entre diferentes elementos de la historia nos permite dilucidar la importancia en el proceso narrativo del autor, el guion y el montaje de la obra. Por ejemplo, hay una secuencia que muestra el proceso de elaboración del cocuy, la cual puede estar seguida de una secuencia que muestra la vida cotidiana de los cocuyeros, estableciendo una relación entre el trabajo y la vida personal.

Pero no todo son imágenes 

Además de deleitar la vista, la banda sonora presenta una fusión de ritmos tradicionales y sonidos experimentales, creando una sinfonía que resuena con la fuerza de la naturaleza y el trabajo de los cocuyeros. La música no solo acompaña las imágenes, sino que las complementa, creando un lenguaje audiovisual único y memorable. Hecho que debemos agradecer a Javier Marín, el encargado del apartado en el documental. 

De igual manera, es un hecho palpable y muy tangible la representación de algunos valores en toda la temática (en imagen, sonido, música y expresiones folclóricas), como la presencia de la tradición, plenamente plasmada en los cocuyeros como guardianes de una tradición ancestral, quienes con su conocimiento y costumbre han trascendido en el tiempo; de allí pasamos a la resistencia, presente en su lucha, que paso de la clandestinidad recientemente a la luz. La resiliencia, luego de tantos años al no decaer y trabajar para lograr visibilizar su arte. Y el sentido de pertenencia y comunidad, que nos recuerda la importancia del apoyo y la unidad. 

Más allá del documentalismo tradicional

Esta pieza es un documental que desafía las convenciones del género. Al alejarse de una mirada objetiva y neutral. El director invita a sumergirnos en un universo sensorial y emocional, donde la subjetividad del autor se convierte en un elemento fundamental de la narración.

Sin embargo, esta apuesta estética y formal puede resultar excesiva para algunos espectadores, que quizás esperen un documental más tradicional y didáctico. No obstante, es precisamente esta audacia formal la que convierte a “El maravilloso agave Cocui” en una obra única y memorable, capaz de trascender las fronteras del cine documental y convertirse en una referencia del cine venezolano contemporáneo.

En resumen 

“El maravilloso agave Cocui” es mucho más que un documental sobre la producción de la mencionada planta. Es una reflexión profunda sobre la identidad venezolana, la relación entre el hombre y la naturaleza y la importancia de preservar las tradiciones ancestrales. A través de una estética visualmente impactante y una narrativa poética, Héctor Puche nos invita a redescubrir las raíces de nuestro país y a valorar la riqueza de nuestra cultura.

En definitiva, esta obra es “una invitación a reconectar con nuestras raíces y a valorar la riqueza cultural de nuestro país. Es una obra que nos inspira a proteger nuestro patrimonio natural y a seguir construyendo una identidad venezolana cada vez más fuerte."

Si quieres conocer más acerca de esta maravillosa historia ¡Tienes que ir a las salas de cine venezolanas a partir del próximo 03 de octubre!

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