Más allá de la palabra, el lenguaje de la naturaleza

 

"Es un viaje sensorial que transcurre de forma poética, transitando la cooperación, el aprendizaje, el amor y las ganas de vivir"

Nuevamente un filme animado asume valientemente la disertación presente en interrogantes universales sobre la naturaleza humana y la capacidad de ella para cooperar entre sí y con los otros seres vivos.

La reciente obra Flow (estrenada en la sección "Un certain regard" del "Festival Internacional de Cine de Cannes" de 2024, ganadora de numerosos premios de cine y animación y fuerte competidora en esta carrera a los Oscar's) invita al espectador a reflexionar sobre estas cuestiones a través de una historia conmovedora y visualmente impactante. En un mundo inundado, un gato y un grupo de animales deben aprender a cooperar para sobrevivir, revelando una cruda verdad sobre la condición humana y nuestro lugar en el mundo natural.

Temas filosóficos ampliamente discutidos en teorías sobre “el estado natural del hombre” propuestas por Hobbes en Leviatán (1651) y Rousseau en Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres (1755). En el arte con obras literarias como la novela El señor de las moscas (1954) de William Golding o el cine Stanley Kubrick con la afamada 2001: Una odisea del espacio (1968).

Se observa entonces que, desde las teorías hasta las artes, las representaciones modernas de sociedades distópicas y utópicas, buscan la intención hacia la comprensión de lo que impulsa a los grupos a unirse o separarse.

De ahí que, la narrativa donde los animales toman el rol de los humanos cuando estos no están, puede asumirse como una alegoría a las teorías filosóficas mencionadas, donde se debate el estado natural del hombre, y como la sociedad y los mecanismos de poder influyen en el mismo.

En dicha perspectiva se coloca en la mirilla a un mundo cada vez más incierto, donde las crisis globales ponen a prueba la solidaridad. Es crucial reflexionar sobre la fragilidad de la sociedad y la relación con el mundo natural.

Ahora bien, ¿La humanidad será capaz de superar el individualismo y el egoísmo para construir un futuro más sostenible y equitativo? ¿O está destinada a repetir los mismos errores que han llevado a la especie al borde del abismo? ‘¿Qué puede aprender de estos seres vivos?

De las letras a la pantalla

El largometraje animado independiente de fantasía y aventura Flow es más que una típica película de supervivencia, resulta ser un viaje sensorial que transcurre en presencia de una catástrofe consecuencia de una inundación donde de forma poética se entrelazan la cooperación, el aprendizaje, el amor y las ganas de vivir.

El guion escrito por Gints Zilbalodis (también director del filme y responsables de animados como Away, Inaudible, Oasis, entre otros) junto a Matīss Kaža (Neon Spring, One ticket pleasesThe taste of water, para mencionar algunas) y Ron Dyens (Comida de domingo, La flamme, La hora del oso) presentan como protagonista a un pequeño gato, que se enfrenta a un apocalipsis acuático, donde la naturaleza reclama su espacio y obliga a las criaturas a adaptarse o perecer.

Zilbalodis, con su estilo visual distintivo, obsequia un festín para los ojos. El proyecto se destaca por estar completamente renderizado con Blender, un software libre y de código abierto.

La historia no posee ningún diálogo humano pero si un lenguaje: El de los animales y la naturaleza, logrando que tomen relevancia los hechos. Los paisajes inundados, con cielos nublados y aguas turbulentas, se convierten en un personaje más, reflejando la fragilidad y la resiliencia de la vida. La animación, con una estética minimalista y detallada refleja la paleta de colores vibrantes para acentuar valores como la amistad, la lealtad, la tolerancia y la aceptación de la diversidad, además de recrear una atmósfera onírica, donde la realidad y la fantasía se funden en un todo armonioso.

En cuanto a la narrativa de tipo lineal, refleja el cimiento propio en “el viaje del héroe”. Al estar desprovista del discurso humano, la amplitud interpretativa sobre los animales y sus personalidades a través del lenguaje no verbal es formidable, lo que sugiere un estudio profundo sobre las asociaciones, interacciones, costumbres y reacciones propias de cada especie.

Se pueden observar en las secuencias de acción donde ocurren las persecuciones de la jauría de perros, en la reacción de las aves en la intromisión a sus nidos, o la del lémur al mirarse al espejo. Lo que determina la importancia de la imagen y la definición de cada uno de los personajes, acotando una técnica realista en los dibujos donde se aprecian detalles como el pelaje, los ojos y reacciones pupilares a la luz, los contrastes del color, las luces y sombras.

El discurso más allá del personaje

Gints construye un microcosmos animal donde cada especie representa un arquetipo. El gato, el protagonista, encarna al "superviviente", aquel que debe adaptarse a un entorno hostil. El perro, leal y protector, se presenta como el "compañero", mientras que el lémur, ágil e ingenioso, representa al "explorador". El capibara, con su serenidad, simboliza la "resiliencia" de la naturaleza. Finalmente, con su naturaleza cazadora y su capacidad para protegerse y proteger a otros, el pájaro secretario encaja en el arquetipo de “El protector o guardián” y la ballena análogamente se le identifica con la necesidad de explorar y comprender las profundidades de nuestra propia psique estableciéndose como “El inconsciente colectivo" o "lo desconocido”.

En tal sentido, el diseño de personajes es minimalista pero expresivo. Las formas redondeadas y los ojos grandes transmiten vulnerabilidad, mientras que los movimientos sutiles revelan sus emociones. Los escenarios por su parte refuerzan la sensación de un mundo en constante cambio.

De igual forma, Zilbalodis utiliza el silencio como un lenguaje, permitiendo que las imágenes hablen por sí solas. Por ello vemos la estructura narrativa de manera cíclica, como las mareas, con momentos de calma seguidos de tormentas, reflejando así el eterno ciclo de la vida.

Paralelismos filosóficos y sociológicos

Flow resuena con ideas de la filosofía existencialista y la sociología del conflicto. La lucha del gato por la supervivencia evoca la angustia existencial ante un mundo absurdo, como lo describió Albert Camus. La necesidad de cooperación entre especies diferentes refleja la teoría del conflicto de Karl Marx, donde la lucha por los recursos lleva a la formación de alianzas.

La película también se conecta con el concepto de "ecología profunda" de Arne Næss, que aboga por una visión holística de la naturaleza, donde todos los seres vivos tienen el mismo valor intrínseco. La inundación que azota el mundo de Flow puede interpretarse como una metáfora del cambio climático, una crisis que nos obliga a repensar nuestra relación con el planeta.

La otra gran estrella

Sí, las imágenes son fenomenales y cargadas de vida, pero la cereza del pastel lo da el apartado sonoro a cargo de Gurwal Coïc-Gallas (ingeniero de audio responsable de éxitos como Lucy del 2014 y Valerian y la ciudad de los mil planetas de 2017), quien matiza de manera ingeniosa cada experiencia, expresión, gesto y suceso, transmitiendo los diferentes cambios de ánimos con "las voces de los animales". Esas onomatopeyas tan conocidas por los humanos, permiten que el espectador pueda conectar, de igual manera los sonidos propios de la naturaleza, como la lluvia, las tormenta, las corrientes marinas, el viento en la vela del barco o las pisadas de los diferentes animales en distintas superficies tienen la finalidad de contextualizar cada una de las acciones, potenciando el carácter narrativo.

Por otro lado, la música es responsabilidad del propio director Gints Zilbalodis y Rihards Zaļupe (compositor, productor, percusionista y profesor letón), quienes hacen de ella un elemento narrativo crucial, utilizando melodías minimalistas y atmósferas sonoras envolventes para crear una sensación de inmersión en el mundo inundado.

La música transita entre la calma y la tensión, reflejando el viaje emocional del protagonista y los desafíos que enfrenta. Los sonidos de la naturaleza se mezclan con elementos electrónicos, creando una atmósfera onírica y evocadora.

La banda sonora de Flow se convierte en un ejemplo de cómo la música puede trascender las palabras y comunicar emociones profundas. En su conjunto, con momentos de melodías melancólicas y otros de ritmos envolventes, son guía a través de este viaje emocional, intensificando cada momento y creando una conexión íntima con los personajes.

En resumen

Flow es una obra rica en simbolismo, que invita a la reflexión sobre la condición humana y nuestro lugar en el mundo natural. Se vuelve una metáfora de la vida misma, con sus desafíos y sus momentos de belleza.

Invita a meditar sobre nuestra relación con la naturaleza, sobre la importancia de la adaptación y sobre el poder de la conexión. En un mundo donde la individualidad a menudo aísla, la película recuerda que somos parte de un todo interconectado, donde la colaboración y la empatía son esenciales para la supervivencia.

En definitiva, Flow es una obra maestra de la animación, una película que conmueve, inspira y deja una sensación de asombro ante la belleza y la fragilidad de la vida. Te invito a disfrutar un filme que promete enseñar sin necesidad de hablar.

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